Daniel Hernández
El próximo 15 de marzo, al igual que ocurrió el pasado 14 de febrero, en el estacionamiento de Plaza Los Gallos, a un costado de la CAPU, se llevará a cabo un mega baile sonidero. No tengo nada en contra de los bailes públicos, pero lo que no está bien, es el concierto de irregularidades que ocurren y que la autoridad ha pasado por alto.
La organización de estos eventos, que antes se realizaban en fechas especiales como el 14 de febrero, 5 de mayo, Día de Muertos y en la temporada navideña, se ha vuelto una práctica recurrente para los organizadores, conocidos como Producciones Vázquez.
Para estos bailes, se contrata a los sonideros más reconocidos del estado y de otras entidades para garantizar el lleno total del lugar.
Los testimonios enviados a este reportero alertan sobre un alto consumo de drogas en el evento. Si la Fiscalía General del Estado realizara una revisión, encontraría mucho más que las ridículas 27 dosis que aseguró el fin de semana pasado en seis antros.
Quienes han asistido a los bailes, señalan que se permite el ingreso de menores de edad, y lo peor es que estos son aprovechados tanto por consumidores como por narcovendedores para introducir sustancias ilícitas. La inteligencia de las corporaciones policiacas no ha sido suficiente para supervisar este tipo de eventos.
La Secretaría de Seguridad Pública tampoco ha supervisado a quienes se encargan de la seguridad del evento: más de 60 hombres y mujeres contratados sin ninguna regulación, como ocurrió en el antro clausurado el fin de semana pasado.
Para los vecinos los bailes son un martirio, ya que el ruido se escucha a varias calles de distancia, lo que evidencia que superan los decibeles de sonido permitidos. Sin embargo, ninguna autoridad les ha puesto un alto.
A diferencia de los antros, cantinas y bares de la ciudad que tienen un horario de cierre; estos bailes en Plaza Los Gallos se extienden hasta altas horas de la madrugada y tampoco han recibido una sanción.
No crea que se trata de un negocio que deja unos cuantos pesos. Es tal su éxito que, desde otros estados, organizan excursiones a Puebla para asistir a estos bailes. En tiempos pasados, las entradas costaban entre 100 y 150 pesos, pero bajaron a 50 pesos.
Además, la venta de cerveza es otra fuente millonaria de ingresos para la empresa organizadora.
Me cuesta trabajo creer que un negocio de esta magnitud pase desapercibido para las autoridades, sobre todo las municipales. Que la Secretaría de Gobernación no tenga un solo reporte me lleva a pensar en el clásico: si no suena lógico, suena metálico.
Las tragedias no se crean por generación espontánea; necesitan ingredientes como la corrupción, negligencia y omisiones.
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Por cierto…
En los pasillos de los centros penitenciarios, muchos servidores públicos han observado, algunos con temor, el regreso de exfuncionarios que ocuparon cargos en administraciones pasadas.
Destaca el caso de una jefa de departamento en el CIEPA, quien tiene un largo historial.
Pronto saldrán a relucir los detalles.