La extorsión se ha convertido en uno de los grandes negocios del penal de San Miguel, que se liga al narcomenudeo, solapado por algunos malos mandos de la seguridad penitenciaria.
Diversas denuncias llegaron a este espacio en el que los agresores son los mismos, protegidos por los mismos mandos corruptos y en los mismos espacios.
De acuerdo con la información recibida los agresores operan de la siguiente forma:
Primero se hicieron del control de los depósitos a través de diversas cuentas tramitadas en el exterior, un banco dentro de la cárcel, cuando una persona privada de la libertad necesita dinero, da uno de esos números de cuenta y quienes están cargo del negocio le entregan el efectivo a cambio de una comisión de hasta el 20 0 30 por ciento.
Pero desde hace algún tiempo estos sujetos decidieron que no entregarían el dinero, mejor les darián su equivalente en droga, si quieren su dinero deberán vender la droga por la que deben de pagar un sobrecosto, un negocio redondo.
Negarse a vender la droga y perder el dinero no es una opción, cayendo en manos de estos sujetos, lo único que pueden hacer, es sufrir los castigos o convertirse en parte de su equipo de narcomenudistas.
Los castigos van desde golpizas diarias, mantenerlos amarrados a un baño y todo tipo de torturas, que incluyen amenazas a los familiares para que manden más dinero.
Si alguien se queja, los agresores de inmediato se enteran y la cosa se pone más peligrosa, ¿son adivinos? Obviamente no, el mismo personal les proporciona la información y ellos también se llevan una cuota.
Estos mandos dicen tener el aval de la directora, versión que está en duda, pero los familiares sospechan que pese a las quejas se mantengan en sus cargos personajes como una mujer a la que identifican con el cargo de subdirectora, a la que conocen como Pilar, al comandante Pascual, Manuel, entre otros.
Los hechos ocurren en el dormitorio F, al que pocas veces pasan a revisar, las autoridades saben quiénes son, aunque no se sabe si tomarán acciones.
POR CIERTO
Las privaciones de la libertad de las siete personas encontradas en el Periférico Ecológico, iniciaron en febrero y duraron hasta días antes del hallazgo el cinco de abril ¿No se dieron cuenta? ¿No hubo capacidad de reacción? ¿No quisieron investigar?