En lo personal no estoy en contra de las manifestaciones del movimiento feminista, si cada vez que se registra un feminicidio rompieran todo lo aplaudiría, sin embargo, lo que no se vale es la manipulación y la politización.
Se debe invertir en cuidar a las mujeres, no a los inmuebles, la destrucción es la muestra de la rabia ante las desapariciones, los asesinatos, las investigaciones archivadas, las violaciones a niñas.
Cada que una mujer es asesinada pueden salir a romper todo, está bien.
Lo que no se debe aceptar es la politización, que no se acepten infiltrados en el bloque negro; ¿cuál era la intención de estos hombres que fueron detectados durante todo el recorrido?
Los elementos de la Policía Municipal capturaron a un sujeto identificado como Alan N. quien fue ubicado por los uniformados como uno de los principales agresores.
Ante el ministerio público enfrenta cargos por los delitos de motín, daño en propiedad ajena y lesiones; la puesta a disposición fue supervisada por la Comisión de Derechos Humanos.
De su declaración se podría saber quienes financiaron a los hombres que tenían la clara intención de generar violencia, que tenían conocimientos en este tipo de manifestaciones violentas, de orquestar agresiones y se les ve ajenos a las causas del feminismo.
Todo parecía orquestado, provocar una respuesta de las autoridades para acusar represión a las mujeres impulsadas desde la oscuridad, como ya ocurrió en otras ocasiones.
Legisladores, legisladoras, ex diputadas, ex diputados que se marcharon sin legalizar el aborto, ahora se rasgan las vestiduras por las mujeres que salieron a exigir un derecho que ellas y ellos les han negado.
Ya hay políticos que exigen renuncias, comparecencias, lanzan tweets y dan entrevistas, pero cada que hay un feminicidio ni si quiera se enteran, solo ven los medios para ver cuantos publicaron su verborrea.
La ecuación puede ser sencilla, quien pagó a infiltrados recogerá los frutos de esa violencia.
Insisto, que lo rompan todo, pero que los políticos se queden afuera porque todo ensucian, especialmente en temporada electoral.